Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que decoran los palacios. Destacan los del palacio de Susa, decorado con relieves en piedra al estilo de los de Persépolis y con paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo en los que las figuras, soldados, toros alados, esfinges y grifos, aparecen en procesión, con el rostro en estricto perfil, deteniéndose el escultor a describir con minuciosidad los detalles de su vestido, sus armas y las diferentes etnias del momento, por lo que constituye un documento excepcional de la sociedad de esa época. La utilización de este material viene de tradiciones anteriores, asiria y babilónica.
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