1º.- Por la mañana, antes de acceder al aula, busca un motivo, un porqué acerca de los conocimientos que puedes adquirir una vez dentro.
2º.- En clase, concentra tu atención en lo que dicen, explican, cuentan y transmiten tus profesores.
3º.- Aísla tu mente de las voces, los chismorreos, los comentarios ajenos a lo que tenga que ver con las asignaturas que toque tratar esa mañana.
4º.- Pregunta sin miedo esa duda que, por el motivo que sea, no ha quedado lo suficientemente clara en tu cerebro.
5º.- Participa si el profesor pide voluntarios que salgan a la pizarra a modo de prácticas sobre lo que estáis viendo.
6º.- Por la tarde, en casa, estudia tan sólo esa explicación, esa teoría, ese tema que habéis visto durante la clase. Eso y solo eso.
7º.- Comienza a estudiar, a ser posible, siempre a la misma hora. Tu mente te lo agradecerá al quitarle ya esa duda, esa preocupación de cuándo empezar.
8º.- Estudia en un espacio que reúna condiciones ambientales favorables: ausencia de ruidos, buena iluminación, temperatura sin demasiado calor ni demasiado frío, etc.
9º.- Evita, haciendo así un esfuerzo por concentrarte.
10º.- Haz pequeños descansos, cinco minutos tan solo, después de los tiempos que hayas decidido dedicar al estudio de las distintas asignaturas (50 minutos, una hora, hora y media…)

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