El cerebro cuenta con dos mecanismos de limpieza: uno lento, que depende del líquido cefalorraquídeo, y otro método más rápido y eficiente, el sistema glinfático, que recorre todos los rincones del órgano pensante, y funciona "a presión" para eliminar la "basura" con más fuerza.
Para estudiar el sistema glinfático, los investigadores de este estudio, usaron un microscopio de dos fotones, que permite ver el flujo de la sangre, el líquido cefalorraquídeo y otros líquidos del cerebro en un animal vivo.
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